domingo, 11 de mayo de 2008

Matrimonio… ¿Pero del mismo sexo?


Muchos no saben que desde la antigüedad en algunas sociedades griegas y romanas, existieron diversas formas de reconocimiento social y legal a uniones voluntarias entre personas del mismo sexo. Aunque posteriormente no hay rastros del concepto matrimonial entre personas del mismo genero, hasta a partir del siglo XX. Las uniones homosexuales son muy antiguas, pero los intentos de introducirlas en el concepto universal de matrimonio surgen a fines del siglo XX.

Actualmente la revolución sexual que se ha venido dando desde 1960 a trasformado el mundo. Y ahora podemos ver de todo en cualquier parte del mundo, no solo la típica unión gay, sino también, travestís, transexuales, entre muchos otros. Todos buscando un solo propósito, que su unión matrimonial sea reconocida legalmente, con iguales requisitos y efectos que tiene un matrimonio normal entre hombre y mujer.

Pero qué tanto han tenido que luchar estas personas, para ellos ha sido como nadar en contra de la corriente de tabúes, machismo, presión social, religión… Aun así, en América Latina, Uruguay es hasta ahora el único país que ha legalizado la unión civil de parejas homosexuales. La ley entró en vigor la primera semana del 2008. Las uniones de homosexuales sólo estaban reguladas en la Ciudad de México, el estado brasileño de Rio Grande do Sul y en tres zonas de Argentina: Buenos Aires, Villa Carlos Paz y provincia de Río Negro.

Ahora el problema para muchos ya no radica tanto en el matrimonio de personas del mismo sexo sino en que quieren tener hijos. No veo nada de malo en que una pareja de homosexuales quiera tener un hijo, ya que mientras que la criatura sea educada de un modo responsable, y traten de hacerla conciente de la realidad que vive y del mundo exterior, no necesariamente ese hijo o hija llegara ha ser un depravado sexual, como muchos piensan. Para más, vemos familias extremadamente conservadoras que resultan con hijos homosexuales, travestís u otro tipo de tendencias. Entonces, ¿Qué es peor?

Dinosaurios y aguacates


El poder es como el tiempo, endurece el carácter y fortalece la personalidad. Estos cuatro juntos y en abundancia, podrían ser los pilares fundamentales de la administración edíl. Vimos durante los últimos días, por parte de transportistas, un ingenuo intento de negociación. Desde un principio, ellos llevaban las de perder debido a varios factores. En primer lugar, el punto obvio en que tanto vendedores como compradores de tomates y bananos no iban a dejar que estos y otros productos perecederos se pudrieran obstruyendo el paso a la ciudad capital. Lo cual lleva a un segundo punto, si en algún momento los aguacates podridos se hubieran convertido en la carga de sus camiones, antes que lograr circular a toda hora por la ciudad, los transportistas habrían perdido sus trabajos, volviendo inútil todo el alboroto.

En un tercer punto, me parece interesante la manera de manejar la situación por parte de la alcaldía capitalina. Don Álvaro no muestra ni por un solo instante algún signo de debilidad, mostrando claramente su casi legendaria experiencia al mando de tal institución. Incluso con el 85% de gasolineras cerradas por ausencia de combustible y los últimos galones vendiéndose al rededor de los 35 Quetzales (por solo mencionar dentro del perímetro bajo su mando, pues en el interior fueron superados los 40 Quetzales por galón), estaba claro que los horarios estrictos de circulación de vehículos pesados en el perímetro citadino no estaban siquiera cercanos a la mas leve modificación.

Tanto tiempo en el poder es capaz de volver inflexibles a los mandatarios. Bueno o malo, depende de en que situación se encuentre uno. Esta vez fue malo para los transportistas, pues parece que tendrán que seguir apegándose a las restricciones actuales. Bueno para los comerciantes de gasolina, pues sus negocios no pararon por mas de 48 horas y sus precios de distribución tuvieron un impulso más hacia el aumento. ¿Y el ciudadano promedio? Con un dolor mas en la cabeza la noche del miércoles y una angustia menos el jueves a medio día al enterarse que, al menos por esta vez, su carro no se quedará sin gasolina. Aunque eventualmente será necesario hablar de como el constante incremento al precio del crudo, no le permitirá volver a pagar un tanque lleno.